sábado, enero 22, 2005

Eto: 230 de la maĂąana; mintiendose.

Rakel ha entrado, los peones toman sus puestos entorno al tio duro del fondo. Me encantan esos tipos, les ciega tanto su arrogancia que se tragan todo. EstĂşpidos lanzados enamoradizos.
Arquetipos de Charles Bronson que piden burbon y perdonan vidas, vĂ­ctimas fĂĄciles para mis hasta hoy, eficinetes acĂłlitos.
Un patĂĄn dijo un dĂ­a "te quiero" a la gran ladrona y otro... otro me pidiĂł ayuda.
Yo, unicamente tuve paciencia para hablar con aquel que buscĂł en mi un apoyo, le estuve tranquilizando durante un rato para undirlo despuĂŠs. Lo hice unicamente para pisarle el terreno al chico que colecciona frustraciones agenas, para que en el futuro, en el dĂ­a de hoy, saltara contra mĂ­. Me tenĂ­a tan idolatrado ese crio que me hubiera defendido esta noche. Y es muy bueno. HabrĂ­a alzado un muro de argumentos que pararĂ­a a muchos de los verdugos que necesito ahora. Aunque Luis me caĂ­a bien porque es tan cabrĂłn como el Tramposo, vale mĂĄs como baza en mi contra.
Creo que era el Ăşltimo amigo que me quedaba en el gabinete.
El tramposo hizo bien su papel alejando a todos los demĂĄs.
SĂłlo me queda un confidente. "G", la persona con la que celebrarĂŠ mi libertad.
Un viejo amor, una buena amiga, con un novio que no me he molestado en conocer. Una historia que no es mĂ­a.
Ahora que todo va a acabar deberĂŠ escribir un prĂłlogo de cĂłmo empezĂł todo. Arrancar del olvido la historia del primer dĂ­a del procurador y del tramposo, de la ruptura de Alvaro, y Rakel, la creaciĂłn de la coleccionista de lĂĄgrimas, la caĂ­da de Sara, Juan... y de cĂłmo en tres minutos decidĂ­ mi final.