martes, enero 18, 2005

El Tramposo: Al otro lado del telĂŠfono.

Uno de los pilares del pasado undido con un sĂłlo mensaje. Lydia, la coleccionista de lĂĄgrimas, el autoimpuesto martir eterno, ahora cae vacĂ­a. Reconozco que cuando todo empezĂł pude ahorrarle todo el sufrimiento que le llevĂł luego a buscar incesantemente cosas en las que implicarse y sufrir, pero no quise y ahora, tal y como van a acabar las cosas no me es Ăştil una vĂ­ctima y 3 aĂąos de rabia contenida pueden servirme para atacar al coleccionista de historias.
De todas las colecciones que he destruido, ĂŠsta es la Ăşnica que no ha caĂ­do por haber llegado a un punto muerto, o por perder su esencia. Era una colecciĂłn pura de miedos y lĂĄgrimas, pero ahora quiero la rabia. Lidia otra vez confundida por el recuerdo de Juan.
Yo le dije que la dejara.
Yo le coloquĂŠ enfrente de Rakel.
Y yo le eche de mi casa aquel dĂ­a borracho como ĂŠl estaba, para llamr a la gran ladrona, y preguntarle su versiĂłn.
Murio cuando salĂ­a de mi casa.
Por mi culpa.
Y lo volverĂ­a hacer.
Unicamente tengo que pulir un poco los detalles.