viernes, enero 14, 2005

Rakel: La gran Ladrona camino del Terminal a las 215 de la maĂąana

Bien sabĂ­as que todos tenemos un precio Eto. El mĂ­o era el deseo de los demĂĄs, esa mirada de lascibia y pasiĂłn que robaba a las personas cuando jugaba con ellas, cuando me acercaba, dejaba caer mi aliento sobre cuellos ingenuos sonreĂ­a y bailaba. ObtenĂ­a una mirada, el Ăşltimo destello de deseo de alguien.
"Miralo, reten esta imagen porque pasarĂĄ de su futuro a tu memoria. Esa mirada no se va a repetir, esos ojos fijos en tu piel cubiertos de una angustia por el inminente rechazo tardarĂĄn en volver a fijarse en nadie de la misma forma. Atesora este momento, tu Rakel, robas las miradas a la gente, aprende a disfrutarlo, vive del deseo ageno, asume tu papel"
Esa forma de hablar, segura, agresiva, como si lo hubieramos pactado todo y me dieras las directrices, como si me hubieras follado y me dieras una propina, como si aun te debiera algo.
Te odio Eto, te odio porque me hiciste consciente del poder que ejercĂ­a sobre las personas y me implantaste una necesidad de demostrarlo. De robar miradas, de ampliar mi colecciĂłn de deseos.
Para ti era unicamente esto, Âż Verdad? engancharme a una colecciĂłn, crearme una necesidad fĂ­sica para que no te faltaran historias que contar. Ese era tu papel, coleccionabas nuestras vidas, nuestras obsesiones, eras el narrador omnisciente que arrancaba del olvido nuestros momentos. Porque era en plural, Eto, juegas con las vidas de tantos y no hemos querido verlo. Nos forzamos por salir en tu libro y ni siquiera lo hemos leĂ­do. Âż Realmente lo escribes? Todos tenemos un precio Eto, algo que nos llevarĂĄ a seguir. No sĂŠ porquĂŠ tuviste que ponerlo tu, no se porque tuvo que gustarme.
Pero hoy el precio ha cambiado. Hoy mi precio es verte caer. DisfrutarĂŠ Eto. DisfrutarĂŠ arrancandote la mirada de deseo, angustia, rabia, dolor y cuando lo haga te contarĂŠ un porquĂŠ.

Pero lo sabes, Âżverdad?